Sunday, September 28, 2014

DIME QUIÉN TE GOBIERNA...

Antes de que el árbitro toque el pito, en la mitad de la cancha Romario intercambia manotazos con Alejandro Hisis y Raúl Ormeño. Branco saca de escena al joven delantero brasilero para poder comenzar el encuentro. No había transcurrido demasiado tiempo desde el inicio del juego cuando el mismo Branco toma la pelota por el sector izquierdo y se dispone a cruzar la mitad de la cancha a gran velocidad, plan que ve frustrado por una patada voladora de Raúl Ormeño a la altura de la rodilla. Branco tenía la pelota en el piso y se disponía a adelantar la barrida del contención chileno. Se puede mirar una y otra vez la acción sin encontrar ningún sentido dentro de la lógica de los movimientos futbolísticos. La intención es agredir los más posible, frustrar incluso la carrera profesional de Branco (contra el que luego, durante el mundial, los argentinos también atentaran). La criminal intención queda manifiesta por el propio Ormeño: luego de la patada acude al lugar en el que yace Branco, y en vez de asistirlo o disculparse, le toma el pulso a la altura de la vena yugular, como para confirmar si acaso sigue vivo. Julio Martínez, increíblemente, comenta que si bien el árbitro (al que llama "El amigo de las tarjetas") actuó precipitadamente en comparación con otros jueces que esperan más para amonestar, la amarilla está bien mostrada pues Raúl “fue muy fuerte”. No reparó en que casi mató Branco. Durante la asistencia al volante brasilero, Romario golpea sin pelota a Hisis, quien ya lo había provocado antes del comienzo del partido. Romario se va expulsado. Roberto Rojas separa y un joven Zamorano (novedad entre los titulares) acompaña a Romario a salir de la cancha.

Este es el ambiente del partido que, tal como señala Martínez, está cargado de un excesivo nerviosismo. Lo que no menciona el calvo comentarista, es que efectivamente se viven los últimos días de la dictadura chilena y en el mismo estadio en donde se torturó a los legítimos dirigentes del país, los militares esperan una mano de la selección nacional para tal vez con eso incidir en las primeras elecciones democráticas luego de 17 años. Este oscuro, aunque evidente, vínculo entre la situación política y nuestra selección se sintió en estos dos partidos contra Brasil como en pocos momentos de la historia del fútbol, culminando en la más curiosa de las performances que se haya visto en una cancha. Este partido fue el preámbulo de lo que pasaría en el Maracaná con Roberto Rojas, en el partido decisivo de vuelta. Chile se jugaba la clasificación al mundial de Italia 90, y algo más. Los milicos sabían bien que el fútbol funciona como un mágico amuleto que llena de buenos augurios a las autoridades cuando el equipo de todos gana, dándole irracionalmente el favor de los votantes y la aprobación de la descerebrada opinión pública. Si el equipo gana y va a al mundial (¡al mundial!) no hay que tocar nada, aunque desaparezcan y torturen a la gente todas las semanas frente a las narices de todos.

Luego de la expulsión de Romario, tímidas aproximaciones de Chile y la expulsión de Ormeño, quien pegó sin pelota ni justificación nuevamente, y que luego, incrédulo, persiguió al árbitro de la manera más hipócrita.
Es Zamorano el que más inquieta a Taffarel, pero las llegadas de Chile no son de peligro. El partido, desde aquí, entra en una fase de adormecimiento. Chile no tiene mucho fútbol. Brasil llega con claridad y Rojas tapa un remate de gol a Bebeto. Lo de Chile es insípido, cada vez menos robusto, casi inofensivo. Una llegada de Hugo Rubio, dos tiros libres sin peligro de Jorge Aravena. Dunga le pone una patada a Rubio, Rubio le pone una patada asquerosa a Valdo (parece ser Valdo). Valdo pisa a Puebla y este luego lo amenaza. Mazinho se filtra por el sector izquierdo, deja pagando a Fernando Astengo, se mete en el área y luego de recibir penal de Rojas toca la pelota al medio, la defensa chilena neutraliza el peligro pero inexplicablemente, sin brasileros cerca, Astengo despeja desesperado y la pelota da en Hugo González colándose en el arco. La responsabilidad es casi completa de Astengo, quien días después estaría comandando el engaño en Brasil tomando las principales decisiones en la cancha para sacar de ella al herido Cóndor.

Luego, Patricio Yañez desborda por la derecha, lanza un centro que rebota en la defensa brasileña, el árbitro cobra saque de meta. Yañez ensaya su célebre gesto agarrándose las bolas apuntando en dirección al juez, que le muestra la amarilla. Se escapa luego Bebeto y el Cóndor Rojas sale del área y, fuera de ella, tapa con las manos el remate del brasilero. El árbitro nada cobra. El partido es extrañísimo y violento. Signo de ello es una llegada de Chile, gol anulado, luego de una verdadera ensalada de patadas. Los jugadores chilenos buscan la paridad como sea, y la logran de cualquier manera más tarde, cobrando repentinamente una retención de pelota por parte de Taffarel. Una verdadera avivada, cuando todos los jugadores brasileros miraban en dirección al árbitro, que Basay convirtió en gol. Chile puja y puja, y la realidad al final dice que no se ha podido ganar a Brasil. 1 x 1. Todos saben que es muy difícil que este equipo gane de visita a los grandes campeones, y si con todas estas triquiñuelas no se ha podido, será mejor entregarse o tramar algo en grande.

Con este ambiente, con esta actitud del equipo chileno, influida por el espantoso modelo ético de la dictadura, se fragua el plan del Maracaná, del cual nunca hemos tenido la versión definitiva, pero que ya a nuestros ojos infantiles de esos momentos apareció siempre relacionado con el oscuro proceder de la traición y la mentira de los ilegítimos gobernantes. A espaldas de todos, a la mala. Hoy podemos ver entrevistas y declaraciones de los protagonistas, públicas expiaciones y disculpas, pero no nos importa en este caso cómo se planeó y quiénes estuvieron involucrados, lo que importa es lo que todos vimos y sentimos, eso es algo que habla por sí solo. Basta ver el video resumido de este primer partido en Chile que, opacado tal vez por la espectacular bengala, es aún más expresivo:
http://www.youtube.com/watch?v=t3rlGsZfHwQ

Por Ignacio Aguirre

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